Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 1, 39-53

39 Quedó su santuario desolado como un desierto, sus fiestas
convertidas en duelo, sus sábados en irrisión, su honor en desprecio.

40 A medida de su gloria creció su deshonor, su grandeza se volvió
aflicción.

41 El rey publicó un edicto en todo su reino ordenando que todos
formaran un único pueblo


42 y abandonara cada uno sus peculiares costumbres. Los gentiles
acataron todos el edicto real

43 y muchos israelitas aceptaron su culto, sacrificaron a los ídolos y
profanaron el sábado.

44 También a Jerusalén y a la ciudades de Judá hizo el rey llegar, por
medio de mensajeros, el edicto que ordenaba seguir costumbres extrañas al
país.

45 Debían suprimir en el santuario holocaustos, sacrificios y
libaciones; profanar sábados y fiestas;

46 mancillar el santuario y lo santo;

47 levantar altares, recintos sagrados y templos idolátricos; sacrificar
puercos y animales impuros;

48 dejar a sus hijos incircuncisos; volver abominables sus almas con
toda clase de impurezas y profanaciones,

49 de modo que olvidasen la Ley y cambiasen todas sus costumbres.
50 El que no obrara conforme a la orden del rey, moriría.

51 En el mismo tono escribió a todo su reino, nombró inspectores
para todo el pueblo, y ordenó a las ciudades de Judá que en cada
una de
ellas se ofrecieran sacrificios.

52 Muchos del pueblo, todos los que abandonaban la Ley, se unieron
a ellos. Causaron males al país

53 y obligaron a Israel a ocultarse en toda suerte de refugios.